Queridos seguidores, esta entrada tan sólo es una disculpa.
Os tengo olvidados, pero no hemos parado de trabajar. Hemos estado buscando información para la creación de nuevas secciones en el blog. Pronto, tendréis información sobre ellas. Además, hemos estado trabajando en las diferentes entradas y secciones nuevas, y por ello, no han salido noticias literarias y relacionadas con la educación en NUESTRO BLOG desde enero.
MIL DISCULPAS, AUNQUE SÉ QUE UN SIMPLE LO SIENTO QUEDA ARREGLADO.
El perdón, me lleva a recomendarles una obra de ensayo escrita por José Antonio Millán, cuyo título esconde la dificultad de una acción tan cotidiana como complicada, el perdón.
Se trata del libro Perdón, imposible, de Editorial del Nuevo Extremo (Buenos Aires, 2005), que trata principalmente el tema de la corrección ortográfica, concretamente las formas de puntuación. La puntuación es el gran olvidado de la docencia. Son escasos los manuales que le prestan atención, y la mayor parte de nosotros jamás hemos sido adoctrinados en su uso, vencida siempre y abrumadoramente por la obsesión por la ortografía. Cuándo poner una coma, cuándo un punto, por qué utilizar las comillas, los paréntesis… el punto y coma, los puntos suspensivos… son labores abandonadas. Y sin embargo, puntuar mal un texto es convertirlo en ilegible; hacer un uso arbitrario de las comas, obviar las motivaciones de la separación en párrafos, no discriminar el uso de las admiraciones, paréntesis, interrogaciones… puede destrozar un enunciado con mucha mayor saña que si se escribe sin tildes.
Perdón, imposible viene a cubrir este vacío formativo con
una particularidad: lejos del manual árido, o del mero tratamiento
expositivo, José Antonio Millán ha elaborado un ensayo, ameno, didáctico
y útil, muy útil. Útil para profesores, que tendrán en él indicaciones y
directrices para iniciar la tarea de ayudar a puntuar mejor a sus
alumnos, con anécdotas curiosas, apuntes sobre la historia de los signos
y explicaciones detalladas y ejemplificadas sobre su uso. Y puede ser muy útil, sobre
todo, al nuevo editor-internauta: la red ha venido a facilitar
enormemente la autoedición de contenidos, y los procesos que
tradicionalmente eran realizados por múltiples especialistas, ahora son
labor de una sola persona. En
Perdón, imposible tendrá, pues, el nuevo editor, una herramienta de
autocontrol y aprendizaje.Sobre esto hablará el propio autor en el en el prólogo, donde aclara:
«Además, en un mundo dominado por la tecnología electrónica de la
escritura hay muchos usos de la puntuación que nos impone —o que nos da
por defecto— el medio que empleamos: el teclado, el programa de
ordenador [...] o la arquitectura de las páginas web. Tenemos que
conocer bien los procedimientos que han estado en uso en nuestra
tradición ortográfica y tipográfica porque es absurdo cambiarlos sin
razón…»
No os perdáis esta lectura, es bastante recomendable. Dejemos que nuestras ideas y pensamientos tengan un sentido correcto, dejemos que nuestros escritos reflejen lo que de verdad sentimos, tan sólo aprendiendo cómo puntuar nuestros textos.